08.junio.2024 | Publicado por
Los melanomas son un tipo de cáncer que surgen por una proliferación no regulada de melanocitos, una célula que aporta pigmento a la piel, y puede aparecer de maneras muy diversas en los perros y los gatos. Este tipo tumor aparece con mayor frecuencia en animales de edad avanzada y en razas pigmentadas, y su pronóstico depende de dónde estén localizados, ya que aquellos que se encuentran en la boca, las uñas y los dedos suelen ser más difíciles de curar que aquellos que se sitúan en zonas como la cabeza o las extremidades anteriores. tiene la mascota, mayor es la probabilidad de contraer este tipo de cáncer.
Un perro o un gato pueden presentar un melanoma en su piel, en su boca en su cavidad nasal, en sus uñas o en sus ojos, y los síntomas para su detección serán diferentes según su localización.
Detectar un melanoma en la piel de una mascota es más sencillo, ya que son más fáciles de visualizar a simple vista. Si el melanoma es benigno, suelen tener aspecto de pequeños nódulos cutáneos pigmentados, del tamaño de un botón, y con un crecimiento muy lento. Por el contrario, si el melanoma es maligno, normalmente presentan un crecimiento más rápido, suelen estar localizados en zonas mucosas, uniones mucocutáneas, o en dedos y uñas, y pueden ser muy pigmentadas o de color rosado.
Pero no todos los melanomas en perros y gatos son tan visibles:
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El cáncer por melanoma en perros es bastante común, suponiendo un 3% del total de neoplasias y más del 7% de los tumores malignos en estos animales. Los melanomas más comunes en ellos son en la boca (56%), en los labios (23%), en la piel (11%), en los dedos (8%), y en otras localizaciones (2%).
De todos ellos, el melanoma más agresivo para los perros es el que surge en la cavidad bucal, ya que casi siempre son malignos, y aparecen de manera preferente en las encías, creciendo rápidamente, y siendo entre el 70% y el 90% de ellos metastásicos.
El melanoma en gatos es mucho menos frecuente. De hecho, suponen tan solo un 0,5% de las neoplasias cutáneas, y un 1% de las neoplasias orales. Aun así, cuando el resultado es positivo, el lugar más común para encontrar un melanoma cutáneo a un gato es en la cabeza, la cola, la zona de las extremidades y la zona lumbar, y el pronóstico suele ser negativo, ya que la mayoría de los gatos que lo sufren suelen presentar metástasis o recurrencia.
La primera actuación que debe llevarse a cabo para examinar el alcance de un melanoma es un estudio clínico del animal, en el que se explore el estado de la protuberancia, así como de la salud generalizada de la mascota, mediante una biopsia de la masa tumoral, radiografías de tórax, ultrasonido y análisis de sangre.
Detectar un melanoma a simple vista suele ser complicado, ya que presentan aspectos muy variados: su color puede oscilar entre gris o marrón y negro, rojizo o azul oscuro, y la pigmentación no es un rasgo concluyente, ya que otro tipo de lesiones de la piel pueden mostrar un aspecto similar. Además, el tamaño de los melanomas suele variar entre 1 y 3 centímetros, y pueden presentar forma de nódulo, pólipo, masas lobuladas, o placas, generando ulceración si su tamaño es muy grande.
El tratamiento de este tipo de tumor puede variar dependiendo de los factores. La primera actuación que se suele llevar a cabo en estos casos es una intervención quirúrgica, lo que en los pronósticos de tumores benignos resulta muy efectivo, mientras que en los tumores malignos, aun tras la intervención, puede encontrarse metástasis después de la cirugía. En estos casos, la solución mas eficiente es combinar la intervención quirúrgica con el tratamiento de quimioterapia o radioterapia:
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